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Recursos Naturales
En Padrón todo invita al descanso: un paseo a la sombra de los árboles del Espolón; un paseo por las callejuelas medievales; una caminata por las escaleras que van al Santiaguiño; una tarde de descanso en el área recreativa que lleva el mismo nombre; o simplemente, leer tranquilamente un libro rodeado de los árboles centenarios del Jardín Botánico, mientras se oye caer el agua en las fuentes.
Área recreativa de Santiaguiño del Monte
"El Espolón"
Es el momento de dar marcha atrás y regresar hasta la iglesia de Santiago. Queda introducirse en el centro urbano, en ese burgo medieval del que la Historia Compostelana dice que en el siglo XII tenía multitud de casas y vecinos, y que fue el corazón de los astilleros en los que tomó cuerpo la primera armada gallega. Y lo mejor es seguir esa enorme alameda que aparece ante los ojos y que recibe el nombre de O Espolón.
La preside la estatua de Rosalía de Castro, un monumento donado por los padroneses en Uruguay, homenaje al que se sumaron los gallegos residentes en Buenos Aires. Allí mismo, otra placa hace constar que “Galicia coroou de laureiro ao grande poeta Ramón Cabanillas en abril de 1958”.
El Espolón es sosiego, es paz, es amplio espacio para el lento caminar y para la charla. Siempre y cuando, claro está, no sea domingo, porque entonces es bullicio, ebullición y feria sin par a la que acuden miles de personas.
Xardín Botánico-Artístico de Padrón
Al otro lado de la carretera que va de la Coruña a Tui, en la avenida de Compostela, está el jardín Botánico-Artístico, tranquilo Monumento Artístico Nacional (desde 1946) que incita al paseo, a la tertulia y a la confesión.
La fuente, e incluso la estatua a Macías o Namorado con el verso "Cautivo de mi tristeza", pasan casi desapercibidos en medio de este vergel con cada uno de sus elementos identificados.
Rodeando estatua material y versos inmortales conviven, en armonía, el carballo (roble), tan popular en Galicia con la fotinia serrulada de China; el loureiro (laurel) con el ave del paraíso de Sudáfrica; el espino albar (típico de toda Europa, Oeste de Asia y Norte de África) con el cornejo de bentham (el árbore portafresas galaico), que se encuentra en el Himalaya; y, en fin, el palqui de Chile con el aliso italiano (ameneiro) del Sur de Italia y la isla de Córcega.
El visitante puede caer en el error de pensar que tan sólo hay unas cuantas especies. Las censadas en ese amplio pero al mismo tiempo entrañable espacio (una hectárea, en números redondos) son nada menos que 300, testigos mudos de un programa educativo-cultural silencioso pero efectivo: miles de personas pasan por allí cada año en visitas organizadas que difunden luego por toda Galicia el saber botánico que atesora Padrón.
Pero no se puede salir del Monumento Artístico Nacional sin una mirada a otra estatua que inmortaliza a un hombre humilde: Ernesto Gende Rodríguez, un profesor que durante décadas desarrolló una labor educativa altruísta.
El protagonismo de este espacio natural está notablemente demostrado: condición secular (entre los mas antiguos de la geografía española), forma parte del Patrimonio Artístico (declaración monumental y artística desde 1946) , vinculación cultural (Apóstol Santiago, Rosalía de Castro, Camilo J. Cela) importancia jardinística (parterre geométrico de diseño estructural), extraordinaria riqueza florística (300 especies) e individual ( 9 elementos forman parte del catálogo arbóreo monumental del Finisterrae.)
Área recreativa de Santiaguiño del Monte
Las 132 escaleras que conducen al Santiaguiño do Monte nacen al otro lado del edificio donde nació Nicasio Pajares. Cierto es que si se elige otra vía es posible ir en coche, dejando a la izquierda un crucero y pasando por el colegio público que lleva por nombre -¡cómo no!- “Rosalía de Castro”, pero lo auténtico es ascender a pie, sobre todo teniendo en cuenta que la distancia es corta.
Arriba, un área recreativa -mesas, barbacoas, fuentes, un pequeño cubierto- se ofrece como el marco para el descanso, vecina de la capilla con tres puertas (la principal no está en la fachada, sino en un lateral) que muestra un interior de sobriedad espartana en donde destaca una imagen del Apóstol.
Cerca de la ermita de Santiaguiño do Monte estan las peñas donde el Apóstol se escondió de sus perseguidores cuando vino a Galicia en una primera ocasión -todavía, por tanto, con vida-.
También existe una fuente, que según dice la tradición, hizo brotar el Apóstol cuando los infieles dudaban de sus milagros y con su báculo tocó una roca e hizo brotar agua.